jueves, 19 de agosto de 2010

La amistad.

Puedes soportar y experimentarlo todo siempre que junto a ti esté un amigo, aunque éste no pueda hacer más que darte aliento o tenderte una mano. En la vida un amigo es como el pan y el vino: una bendición. En las dificultades de la vida, un amigo es el consuelo más grande. Créeme: la respuesta competente de un asistente social, de un siquiatra, de un funcionario, la ayuda mejor intencionada de un ente oficial, sirven bien poco para un «hombre con problemas», comparadas con el gesto amable y la palabra afectuosa de un amigo o amiga.



El domingo un hombre telefoneaba a la radio: «Estoy desesperado. No quiero vivir más. He dejado todo mi dinero en el siquiatra, cinco mil pesetas cada tres cuartos de hora; luego he pagado los medicamentos al farmacéutico, pero cuando los acabe todo volverá a ser como antes». El jueves, una mujer telefoneaba: «Dime algo. estoy a punto de hacer una locura. Tengo cuatro hijos. No me falta nada, pero no consigo seguir viviendo».

¿Por qué todo esto? ¿No había nadie capaz de ser, para estas personas, un amigo o una amiga? ¿Nadie capaz de ofrecer un poco de protección en un mundo donde todo se tambalea? Los siquiatras son atacados. Los hombres se vuelven víctimas de un ambiente psíquico podrido. Las pastillas no los curarán. La receta: aquella sencilla bondad junto a la cual los demás se encuentran bien.

martes, 17 de agosto de 2010

Problemas.

El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso substituirlo. El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.

- Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.

Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.

- Éste es el problema -dice el Gran Maestro -resuélvanlo-.

Los discípulos contemplaron perplejos el «problema», por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello?, ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?

Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el «problema», hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.

- Al fin alguien que lo hizo !!! - exclamó el Gran Maestro- Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años !!, Usted es el nuevo guardián.
Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:

- Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un «problema». No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.

Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort...

«Solo existe una manera de lidiar con un problema»: atacándolo de frente. En esas horas, no se puede tener piedad, ni ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo.
Recuerda que un problema, es un problema. No tiene caso tratar de «acomodarlo» y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que «UN PROBLEMA».

Déjalo, hazlo a un lado y continúa disfrutando de lo hermoso y lo que vale la pena en la vida. No huyas de él... acaba con él.


lunes, 2 de agosto de 2010

Mi vida.


No creo que deba cambiar mi forma de ser por ti. Ni por ti, ni por vosotros, ni por nadie. Me gusta ser como soy, sin nada que esconder, natural.